Aunque la imagen es mundialmente conocida, la magia de verla en persona es indescriptible. No importa lo que te hayan contado, ni siquiera los cientos de imágenes que hayas podido ver de ella, la energía de este lugar es inigualable.
La obra marca el espíritu de la ciudad en cada uno de sus rasgos: todo en ella es enorme, y lo mejor es que el contexto en el que se ubica (entre los ostentosos Jardins du Trocadéro y los no menos impresionantes Champs de Mars) la glorifica aún más.
Pero más allá de esta imponente torre metálica, Tour Eiffel - Champs de Mars es un barrio reservado con tendencia hacia los manjares parisinos, dónde pasteles, crèpes y puestos de productos frescos pueblan las calles de alrededor. Merece la pena perderse entre sus coloridos mercados, sus pequeños cafés de esquina y disfrutar de la esencia del día a día parisino.
(Yo he perdido la cuenta de la cantidad de crèpes de nutella que llevo a mis costillas)
La visita al Musèe de Quai Branly y su encantador restaurante Les Ombrès, ubicado en la azotea del museo, fueron sin duda de lo mejor de la jornada. Sus impresionantes vistas de la Torre Eiffel y los tejados de París cautivan a cualquier comensal, sin pasar por alto el aspecto gastronómico, pues su excelente cocina de autor hace las delicias de los paladares más exigentes.
Después de disfrutar de una cocina insuperable, tuvimos la oportunidad de pasear fuera de los márgenes de su terraza y tomar algunas fotografías de este escenario único.
Champs Elysées es un barrio imponente, no solo por sus históricos iconos, como la Place de la Concorde o el Arc de Triomphe, sino también por lo ostentoso de sus calles, que emanan opulencia y distinción. La avenida arbolada luce tiendas de los mejores diseñadores, exposiciones de vehículos de lujo y hoteles que bien merecerían unas ocho estrellas. Un barrio en pleno centro que si bien resulta algo intimidante enamora con su romanticismo y su elegancia.
Puede que sea uno de los jardines más bellos de París, así que Tuileries resultaba imprescindible en nuestro recorrido. Paseos arbolados, carruseles giratorios y plácidas fuentes que en contraste con el lujo y la elegancia del Louvre, situado al final de los jardines, generan una sensación de ensueño difícil de esquivar.
Incluso si no se ingresa en el museo, sus cautivantes fachadas y su imponente pirámide de vidrio, ambos obras maestras de la arquitectura, bien merecen un par de instantáneas.
Una anochecer recorriendo sus icónicos monumentos redefine "La Ciudad de la Luz". Y qúe mejor manera de despedirse, ¿verdad?
¡Hasta pronto París! Porque volveremos, seguro.
Look:
Blazer y pantalones: Zara (New Collection)
Jersey: Forever 21 (New Collection)
Botas: Zara Kids (New Collection)
Pulseras: Sfera (New Collection)
Bolso, guantes y abrigo: Zara (OI 14/15)
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