Lo cierto es que este noviembre ha sido uno de los mejores que mi cabecita loca (últimamente mas que nunca) es capaz de recordar. Y es que la recta final de este 2015 se presenta, para mi fortuna, bastante diferente a la del pasado año, que no fue todo lo feliz que cabía esperar- pero vaya, que no es momento ahora para lamentaciones, ¿eh? - Toca seguir caminando hacia adelante, persiguiendo metas y cumpliendo sueños, y aunque mis expectativas tanto a nivel personal como profesional son un tanto abrumadoras, me siento tan emocionada, tan llena, que tengo la sensación de poder con todo.
¿Motivación se llama? Sí, eso es.
Porque me siento querida, apoyada, y en estos momentos, en los que el tiempo te ayuda a pensar con claridad, toca aceptar lo que eres. Y te das cuenta de la gran suerte que es tener a ciertas personitas en tu vida que, a pesar de no haber dado la mejor parte de ti, están siempre para recordarte que vale la pena, que tú vales la pena. Cuando estás arriba, cuando estás abajo, siempre.
A todos ellos: un gracias, enorme. Por todo.
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