PÈRE LACHAISE

Os prometo que de primeras no me había percatado de ello, pero después de que Jose, prudente y precavido como el que más, me lo comentase mientras editaba las fotos, no he hecho más que darle vueltas al tema... Me refiero al hecho de realizar el shooting de hoy en un cementerio. "Puede que a alguien le parezca de mal gusto", me dijo. Pero Père Lachaise me pareció tan singular, tan mágico, que en aquel momento, mientras paseábamos entre siglos y siglos de historia, me resultó una idea genial, la verdad. Porque, aunque sus célebres ocupantes sean su máxima atracción, este cementerio parisino tiene el encanto de un parque, con colinas adoquinadas, árboles frondosos y bellísimas esculturas.
Nosotros aprovechamos la mañana del sábado para perdernos entre su laberinto de avenidas y senderos, con el crujir de las primeras hojas del otoño bajo nuestros pasos. Y así, en busca de las tumbas de Jim Morrison y Oscar Wilde, descubrimos un nuevo rincón de París: un lugar en el que la vida y la muerte se hacen arte.