Puede que estés viviendo un "dejavu" ahora mismo.
Yo, sin ir más lejos, estoy sintiéndolo en mis carnes florecilla...
¡Dios mío! ¿Cuánto hace?
Más de dos años sin asomar la nariz por este rincón...
24 meses de los que, si hago balance, no puedo estar más satisfecha:
Somos casi 17k en Instagram, he abierto mi propio canal de Youtube y, aunque ya no me dedique a la moda ni al fitness (que me siguen encantando ambas cosas, ¿eh?), no puedo sentirme más completa.
¡Qué curioso esto de hacer balance a largo plazo! ¿No te parece?
Creo que es la primera vez que lo miro con cierta perspectiva y, wow, para no dedicarme en exclusiva a esto de las RRSS, no está nada mal, ¿verdad?
Lo que ocurre, florecilla, es que la paciencia no está precisamente entre una de mis virtudes. Soy nerviosa e impulsiva, mucho. Suelo actuar siempre con prisa, marcarme un objetivo y quererlo ya...
Esto, además, suele traducirse en frustración cuando no alcanzo la meta en el plazo propuesto, por no hablar de la tensión que me acompaña durante todo el proceso... Esa sensación de que vas como pollo sin cabeza por la vida... ¿te suena?
Y vale, tal vez eres así, tal vez forma parte de ti misma, blah, blah, blah... ¡O no, jolín!
¿Qué tal si nos dejamos de etiquetas y probamos, sencillamente, a NO actuar de esta manera?
Vale que al principio requiere de grandes dosis de conciencia y perseverancia, pero ser paciente ayuda a disfrutar mucho más del presente. Nos ayuda a no ser esclavas de la inmediatez, a no sucumbir al descontrol y al ritmo frenético que acabamos arrastrando cada día (porque sé que también te pasa).
Esto no significa que ahora nos volvamos lentas, no implica dejación. Solo que bajemos un poco el ritmo. Habla, come, camina, respira, lee…más despacio, como si no tuvieras prisa. Porque a pesar de que tengas muchas cosas pendientes, ir rápido solo te llevará a cometer más errores, pero no a resolverlos antes.
Recuerda el dicho “vísteme despacio que tengo prisa”.
Que las personas pacientes sufren menos ansiedad y son menos irascibles es un hecho.
Por eso, piensa: ¿podrías haber hecho menos cosas el año pasado pero disfrutando más mientras las hacías?
¡ P r o b e m o s !
No nos pasemos la vida esprintando.
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Y ahora sí, después del sermón sobre nuevos propósitos, te dejo la receta de esta maravilla.
Porque esta hogaza es casi como mi hija florecilla.
De hecho, y aunque no me costó 9 meses, fueron MUCHAS las veces que tuve que hornearla para conseguir un resultado tan... tan... ¡jolín, mira la foto!
Su corteza es crujiente y firme, su interior delicado y esponjoso y, de verdad que, muy a riesgo de que me digas que no tengo abuela, es el mejor pan "keto" que comeré jamás.
Esta edición "especial Navidad" y que seguiré repitiendo "fuera de temporada", está llena de matices.
El toque del anís molido junto a lo afrutado de los arándanos forma un combo sencillamente delicioso.
Por supuesto que en tostadas de carácter dulce funciona genial: la de queso crema, mermelada casera y hierbabuena fresca es una de mis preferidas. Pero pruébalo junto a un buen jamón ibérico y me cuentas qué te parece, ¿si?
L I S T A D E I N G R E D I E N T E S S E C O S :
75 gr de harina de almendra.
65 gr de harina de coco.
30 gr de harina de trigo sarraceno*.
30 gr de psyllium molido.
3 tsp de levadura Royal.
Sal al gusto.
2 tsp de anís molido.
* Puedes sustituir la harina de trigo sarraceno por harina de garbanzo, quinoa, avena... o 10 gr más de harina de coco para hacerlo súper "keto".
L I S T A D E I N G R E D I E N T E S H Ú M E D O S :
3 huevos M a temperatura ambiente.
180 gr de claras a temperatura ambiente.
135 ml de agua hirviendo.
Arándanos rojos.
P R O C E D I M I E N T O :
1. Tamiza y combina los ingredientes secos en un bol hasta que no queden grumos. Reserva.
2. Bate las claras a punto de nieve e incorpora los huevos y el agua (ojo, pésala después de hervir).
3. Vierte los secos sobre los húmedos y mezcla hasta obtener una masa homogénea (puedes emplear un procesador a baja velocidad o hacerlo a mano). Agrega entonces los arándanos.
4. Después, dale forma de hogaza o baguette, haz unos cortes con un cuchillo para que se raje al crecer (FUNDAMENTAL PARA QUE LEVE CORRECTAMENTE) y espolvorea con un poco más de sarraceno.
5. Lleva al horno precalentado a 195° con calor arriba y abajo y cocina durante 90 minutos.
6. Después, deja enfriar y rebana. Puedes conservarlos en nevera (aguantan perfectamente una semana) o congelar.
Espero que te guste tanto cómo a mi y recuerda: la clave está en la paciencia🙂.
Con amor,
Arantxa.
Hola Arantxa!! Que bien que podamos disfrutar de tu blog..te descubrí el año pasado y me encanta tu perfil, canal...me identifico mucho contigo
ResponderEliminarTus propósitos me parecen geniales, yo también me uno a ellos
Gracias por no dejar de compartir, aunque a veces las redes sociales no se porten bien y den los resultadod merecidos
Wowww menuda delicia
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