10 mar 2016

U R B A N


Generalmente intento escoger los fondos de mis fotos de acuerdo al look que os vaya a mostrar. No sé, soy muy de cuidar los pequeños detalles, de hecho y según Jose, a veces demasiado, pero me encanta la fotografía y aunque siga estrujándome el coco cada mañana frente al armario para decidir qué enseñaros y qué no, acabo dando casi más importancia a la calidad de las imágenes que al outfit en sí... (deformación profesional).
Por eso el post de hoy no entra dentro de mis favoritos, la verdad sea dicha... El look me parece versátil, práctico y funcional. De esos con los que te encuentras tan cómoda que repetirías casi a diario, porque ¿puede haber algo mejor que pasar el día completo en zapatillas? Pero las fotos... ¡ay amigo! Las hicimos a toda pastilla, con Alex secuestrado en el coche (literalmente) y dando gritos a través de las ventanillas, en el primer sitio que pillamos y con una luz horrible...
Sí, lo sé, soy muuuuuy exagerada, pero la que se ha pasado tres horas delante del photoshop para intentar solucionar los contrastes soy yo (y a costa de horas de sueño). Así que, pese a lo que mi queridísimo esposo y fotógrafo me diga, el próximo día va a hacer las fotos en el medio de la calle Panete.
¡Ala! Ya lo he dicho.
Jajajaja. 


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