Llevaba ya varias semanas, tal vez meses, con la idea de enseñaros la cocina rondándome por la cabeza. Y aunque no encontraba el momento (siempre ando con prisa, no lo puedo evitar), aproveché el puente del primero de noviembre para levantarme de buena mañana y preparar uno de esos desayunos de los míos.
Así y con Jose como reportero habitual, os traigo un post muy diferente en el que os enseño un trocito de mi día a día.
Los que me seguís a través de Snapchat ya conocéis de sobra tanto la cocina como estas cocottes de champiñones y jamón que no puedo dejar de preparar prácticamente a diario. Y es que, desde que empecé hace ya algunos meses a cuidar la alimentación, desayunar huevos es algo totalmente cotidiano para nosotros. Si, sí, porque tanto Jose como el principito de la casa (a él le cuesta un poco más, todo hay que decirlo), hemos decidido dejar de lado el monopolio de los Special K y/o cualquier cereal azucarado.
Supongo que comenzar el día con algo dulce es algo a lo que estamos tan sumamente acostumbrados que cuando nos planteamos el hecho de "comer" a la hora de desayunar pues como que parece un mundo, ¿verdad? No obstante, os puedo asegurar que cambiar el chip en cuanto a hidratos se refiere tiene unas consecuencias alucinantes sobre nuestro peso y, por tanto, sobre nuestra salud.
Pero hoy no voy a daros la lata con este asunto (soy consciente de que a veces soy demasiado pesada con el tema azúcar), sino, como ya os he dicho, mostraros un pedacito más íntimo de nosotros.
Así y volviendo al tema que nos ocupa, deciros que reformar nuestra cocina ha sido, aunque suene a tópico, todo un sueño hecho realidad. Aún recuerdo cuando, hace unos 10 años, Jose y yo visitamos por primera vez la que sería nuestra casa. La verdad es que ambos nos enamoramos de ella casi a primera vista, pero la cocina... Pfff.... "No es para tanto", "qué exagerada eres", "tampoco está tan mal", me decían mis amigas cada vez que me oían despotricar de ella, pero que queréis que os diga, de todas las reformas que hemos hecho en casa (deformación profesional), esta es sin duda con la que más satisfecha estoy.
Una de las cosas que encabezaban nuestra lista era el asunto de la luz. Queríamos una cocina amplia, luminosa, por eso decidimos agrandar la ventana y montar todos los muebles en color blanco.
Así, colocamos una gran isla central con una zona de barra para desayunos-comidas-cenas (y tertulias varias mientras cocinamos). En un primer momento, nuestra idea era instalar aquí la vitrocerámica pero el extractor en el techo no nos terminó de convencer del todo. Por eso y después de encontrar estas lámparas casi por casualidad, decidimos mantener la zona de cocina junto a la pared y montar en la isla el fregadero.
Otra de las cosas que teníamos claras era que, al tirar el tabique del recibidor y, por tanto, entrar directamente en la cocina, la decoración jugaba un papel fundamental. Decidimos, entonces, panelar todos los electrodomésticos y mantener libre la encimera de los "chismes" típicos. En cuanto a la deco, apostamos por el estilo nórdico, acogedor y ligero, en tonos blanco, negro y madera.
Tal vez lo mejor del cambio haya sido, además de la parte estética, evidentemente, lo práctica que resulta ahora la cocina, pues en todos los muebles, a excepción de los armarios superiores, montamos gavetas extraibles que nos facilitan enormemente la vida (lo de tirarme al suelo para coger la olla exprés del rincón del armario esquinero ya pasó a la historia). Así, platos, sartenes, ollas, especias o latas y conservas están a mano con tan solo abrir un cajón (y si no que se lo pregunten a Alex, que ya no se cómo pedirle que no me "coloque" los cajones).
Y poco más que añadir porque, la verdad, creo que ya os he aburrido bastante con toda esta parrafada. Solo comentaros que sigo experimentado con esto de los editores de vídeo, así que os he dejado un nuevo resumen en mi canal de You Tube (aquí) , por si os apetece echarle un vistazo ;) ;)
Ahora sí, espero, como siempre, que os guste y que os sirva de inspiración si algun@ tiene en mente reformar la cocina o, sencillamente, se anima con el cocotte.
Mil gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios y nos "leemos" el próximo lunes, ¿ok?
¡Mil besos y chao!
Pero hoy no voy a daros la lata con este asunto (soy consciente de que a veces soy demasiado pesada con el tema azúcar), sino, como ya os he dicho, mostraros un pedacito más íntimo de nosotros.
Así y volviendo al tema que nos ocupa, deciros que reformar nuestra cocina ha sido, aunque suene a tópico, todo un sueño hecho realidad. Aún recuerdo cuando, hace unos 10 años, Jose y yo visitamos por primera vez la que sería nuestra casa. La verdad es que ambos nos enamoramos de ella casi a primera vista, pero la cocina... Pfff.... "No es para tanto", "qué exagerada eres", "tampoco está tan mal", me decían mis amigas cada vez que me oían despotricar de ella, pero que queréis que os diga, de todas las reformas que hemos hecho en casa (deformación profesional), esta es sin duda con la que más satisfecha estoy.
Una de las cosas que encabezaban nuestra lista era el asunto de la luz. Queríamos una cocina amplia, luminosa, por eso decidimos agrandar la ventana y montar todos los muebles en color blanco.
Así, colocamos una gran isla central con una zona de barra para desayunos-comidas-cenas (y tertulias varias mientras cocinamos). En un primer momento, nuestra idea era instalar aquí la vitrocerámica pero el extractor en el techo no nos terminó de convencer del todo. Por eso y después de encontrar estas lámparas casi por casualidad, decidimos mantener la zona de cocina junto a la pared y montar en la isla el fregadero.
Otra de las cosas que teníamos claras era que, al tirar el tabique del recibidor y, por tanto, entrar directamente en la cocina, la decoración jugaba un papel fundamental. Decidimos, entonces, panelar todos los electrodomésticos y mantener libre la encimera de los "chismes" típicos. En cuanto a la deco, apostamos por el estilo nórdico, acogedor y ligero, en tonos blanco, negro y madera.
Tal vez lo mejor del cambio haya sido, además de la parte estética, evidentemente, lo práctica que resulta ahora la cocina, pues en todos los muebles, a excepción de los armarios superiores, montamos gavetas extraibles que nos facilitan enormemente la vida (lo de tirarme al suelo para coger la olla exprés del rincón del armario esquinero ya pasó a la historia). Así, platos, sartenes, ollas, especias o latas y conservas están a mano con tan solo abrir un cajón (y si no que se lo pregunten a Alex, que ya no se cómo pedirle que no me "coloque" los cajones).
Y poco más que añadir porque, la verdad, creo que ya os he aburrido bastante con toda esta parrafada. Solo comentaros que sigo experimentado con esto de los editores de vídeo, así que os he dejado un nuevo resumen en mi canal de You Tube (aquí) , por si os apetece echarle un vistazo ;) ;)
Ahora sí, espero, como siempre, que os guste y que os sirva de inspiración si algun@ tiene en mente reformar la cocina o, sencillamente, se anima con el cocotte.
Mil gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios y nos "leemos" el próximo lunes, ¿ok?
¡Mil besos y chao!
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