Meses, tal vez incluso años, hacía que no me calzaba estos tacones. Pero la primavera la sangre altera y la luz del sol, al menos en mi caso, hace estragos. Comienza esa época en la que, aunque nos pelemos de frío cada mañana cuando salimos de casa camino del trabajo, dejamos el abrigo en el armario y nos atrevemos a lucir los piececitos que, aún blancos como la nieve, piden a gritos escapar de las botas, botines y zapatillas (bueno, de estas últimas no tanto... jajajaja).
Así que, haciendo caso a las constantes suplicas de mi amiga Vanesa (que es una pesada), hoy me he liado la manta a la cabeza y he apostado por el color. Amarillo y burdeos: un binomio un tanto extraño, ¿verdad?, pero que gracias a la original correa de mi nueva bandolera de Zara encajan perfectamente en este outfit que, no sé por qué, le gustó y mucho a Jose.... Será que él también está en modo primavera, ¿no? Cuando quieras te lo dejo cariño... jajajajaja.
Espero, como siempre, que os guste. Mil gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios y nos "leemos" a la vuelta (a vuestra vuelta, porque a mi me quedan todavía unas cuantas semanas para disfrutar de mis vacaciones).
¡Muack! ¡Muack! ¡Muack!
Espero, como siempre, que os guste. Mil gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios y nos "leemos" a la vuelta (a vuestra vuelta, porque a mi me quedan todavía unas cuantas semanas para disfrutar de mis vacaciones).
¡Muack! ¡Muack! ¡Muack!
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